Las ambiciones, mezquindades y la propia inseguridad de los
que se ponen ansiosos por la foto y que no terminan de ver la película lleva a
muchos referentes dentro y fuera del espacio a generar noticias que atacan la
supuesta resolución del macrismo de ir solos en las legislativas de este año.
Mauricio Macri es hoy el candidato no kirchnerista más
interesante y con más chances de ganar una presidencial. Todos los saben, y por
eso no se suman. Si prestan atención y leen entre líneas, cada uno de los que
intentaron acercarse y se alejaron por su cuenta fue por sus intenciones
personales de acceder a la presidencia.
Cada uno con sus encuestas personales, cada uno con
información de que si se presentan solos ganan la ciudad. Si eso fuese cierto,
no intentarían armar un frente.
El desfile de alianzas y de candidaturas inventadas tienen
un común denominador. Las figuritas “difíciles” son todas de kirchneristas que
dejaron de serlo. Desde los ministros de economía hasta los que negocian con
Scioli, principal espada del kirchnerismo en la Provincia de Buenos Aires.
Obnubilados por las supuestas encuestas e intenciones de
votos perdieron de vista la única verdad, la realidad:
Las alianzas que no
se pueden explicar no suman.
La gente no come vidrio. La gente quiere saber por qué un
tipo un día es kirchnerista y al otro no. Por qué un día se sienta a negociar
con Macri y al otro día es radical.
Las alianzas que
sirven son las que no necesitan explicación. Las que suman. Las que surgen
naturalmente. Tiene que haber una química imposible de actuar entre los
candidatos y las propuestas. Sobran ejemplos de errores previsibles como la
inexplicable alianza entre De Narvaez y Alfonsín en 2011.
Sin 2013 no hay 2015...
Dicen los mismos que formaron una topadora que supo destruir
al propio Nestor y al corcho Scioli en su propio terreno para verse disuelta
escasos minutos después del triunfo. Los que viven de criticar sin actuar. Los
que tienen intereses personales por sobre el interés general que es terminar con la era kirchnerista para
avanzar hacia una república con varios partidos, varios referentes, frentes,
diputados, senadores, todos conviviendo y debatiendo de manera más lógica y
respetuosa en un sistema de transición ordenada del poder.
Macri no va solo
Macri no va solo porque va pegado a la misma idea que lo
trajo a la política en vez de quedarse cómodo en el mundo empresarial.
La idea de que lo
primero que hace falta es destruir este sistema populista y autoritario.
Detonarlo desde sus raíces para reconstruir un sistema donde todos opinemos lo
que se nos cante mientras nos respetemos y respetemos cuatro o cinco
pilares básicos de la sociedad.
Que el estado se
encargue de sumar, no de obstaculizar. Que la educación pública sea
accesible para los pobres y no solo para la clase media. Que la salud se
descentralice de la ciudad y llegue a cada punto del país. Que la inseguridad
baje y se pueda andar tranquilo sin miedo a perder a un ser querido. Y que se
pueda pensar un proyecto de vida a mediano plazo sin el miedo de que al cambio
de gestión se prenda fuego todo y termines en la calle.
Macri no va solo ni
va mal acompañado.
Massa, De Narvaez, De La Sota, hasta Moyano y Lousteatu pueden
ser parte de eso. Primero deberán dar pruebas de haberse alejado realmente de
este sistema autoritario del que nacieron y después serán bienvenidos, de este
lado o de enfrente.
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